El Consejo Federal de Cultura: más que protocolo
El Consejo Federal de Cultura —ese organismo que suena institucional pero que en el fondo es la mesa donde provincias y Nación intentan ponerse de acuerdo— se reunió en asamblea en la capital.
Por primera vez en mucho tiempo, la cosa va en serio. No se habló en abstracto de “políticas culturales”. Esta vez hubo proyectos concretos, agenda compartida y —acá viene lo jugado— fortalecimiento institucional. También protección de patrimonio y proyección de industrias regionales.
En buen criollo: se discutió cómo hacer para que la cultura provincial no quede reducida a una Feria de Turismo. O a un folkore anual con bombo y mate.
Jujuy en la mesa de decisiones
La secretaria de Cultura de Jujuy, Romina Montoya Pereyra, estuvo ahí sentada. Escuchando —y hablando— en una mesa que durante años fue más protocolar que efectiva.
Pero esta vez hubo olor a laburo. Se pusieron sobre la mesa experiencias que funcionan. Industrias que generan laburo: no solo simbólico, económico real. Y estrategias para consolidar estructuras culturales. Estructuras que no dependan solo del humor político del gobierno de turno.
Que Jujuy esté presente con voz —y no de relleno— en una asamblea así no es un dato menor. Porque habla de que empezaron a jugar un partido al que antes apenas llevaban la pelota.
El potencial de las provincias
Las provincias, con sus identidades fuertes, sus patrimonios únicos y sus industrias propias son clave. Desde lo artesanal hasta lo audiovisual, son las que pueden dar aire nuevo al sistema cultural argentino.
Si el Consejo Federal de Cultura deja de ser un buzón de reclamos y empieza a funcionar como mesa de construcción, esto puede cambiar el mapa. Y no sólo en el Boletín Oficial: en la calle, en la economía local, en la identidad.
Conclusión
Jujuy, por historia y por geografía, tiene mucho que decir ahí. Y parece que, esta vez, va a hablar en serio.